Parasite, Corea del Sur, 2019 Dirección: Bong Joon-ho Producción: Bong Joon-ho, Kwak Sin-ae Guión: Bong Joon-ho Música: Jeong Jae-il Fotografía: Hong Kyung-pyo Montaje: Yang Jin-mo Protagonistas: Choi Woo-shik, Park So-dam, Song Kang-ho, Cho Yeo-jeong, Lee Sun-kyun, Jang Hye-jin, Lee Jung-eun, Jung Ji-so, Jung Hyeon-jun
En una de las primeras escenas de Parasite (Bong Joon-ho, 2019), Ki-woo, el hijo de la familia Kim, va a dar clases de inglés a la hija de la familia Park. Vemos todo el recorrido que hace Ki-woo desde su casa en los suburbios hasta la imponente casa de los Park, en un barrio residencial. Normalmente las normas del lenguaje cinematográfico clásico evitarían la escena del recorrido e introducirían un salto en el tiempo para mostrar los dos extremos del recorrido, es lo que llamamos una elipsis. Bong elige no hacer esta escisión, se toma el tiempo de mostrarnos eso que en otras películas es un tiempo muerto. Es que no se trata en este caso de mostrar el tiempo sino el espacio. Todo en Parasite está signado por el espacio; por los espacios, así, en plural. Por supuesto que podemos hacer la lectura de los espacios como marcas de la condición social, y sobre todo cuando estos espacios están a distinta altura físicamente, como ocurre con las casas de ambas familias. Pero hay más que eso en la película de Bong. Hacia la mitad de la película la familia Kim se ha apropiado del espacio de la familia Park. En medio de un festín íntimo que han improvisado aprovechando la ausencia de los Park, reciben la visita inesperada de la antigua ama de llaves, la señora Gook. Los Kim la miran a través de la cámara que está en la puerta. Afuera llueve torrencialmente. Los Kim han conquistado el interior, y cualquier cosa que esté afuera es una amenaza y un riesgo. Por ningún motivo pueden comunicarse ambos espacios, algo del exterior podría colarse al interior, infectarlo. El montajista de la película, Yang Jin-mo, cuenta en una entrevista que la primera idea de la escena era alternar planos del exterior, del interior y de la pantalla del videófono. Finalmente la escena se montó casi íntegramente con planos del interior y del videófono, mostrando el exterior en un solo plano breve. Es claro como está puesto el énfasis en dejar afuera el peligro, el punto de vista de los Kim no contempla el sufrimiento de la señora Gook. Más adelante veremos a los Kim teniendo que enfrentar la tormenta, la misma que la señora Gook tuvo que aguantar antes de que la dejen entrar y la misma que va a inundar su casa -su espacio- en los suburbios. Hay dos cosas que se desprenden de esta escena clave. La primera es que marca el momento en que nos enteramos de que en el interior hay otro interior, como un conjunto de mamushkas de parásitos y huéspedes, y que va a desatar toda la trama de la segunda parte de la película. La segunda es que la amenaza del exterior representada por la señora Gook es real. A partir de este momento, y junto con la tormenta, los Kim deben abandonar el lugar de privilegio al que habían llegado, rompiendo el espacio conquistado en el momento del pequeño festín. Al final de la película, Ki-woo sueña con reconquistar este espacio de privilegio, en el que quedó atrapado su padre. Ese sueño no es posible, y volvemos al espacio triste, semienterrado, desde donde mirar la vida desde abajo que es la casa de los Kim. Resulta sugestivo que en la producción de la película la casa de los Kim es una locación real de Seúl y la casa de los Park es una escenografía diseñada especialmente, ¿no?
Por Daniel Contarelli
|



|